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viernes, 29 de abril de 2016

Con la Cruz sobre el hombro. Poesía de José Cabezudo Astrain.

Biografía de José Cabezudo Astrain tomada de La Gran Enciclopedia Navarra.
José Cabezudo Astrain (Tafalla 1901 - Zaragoza 1979). Licenciado en Filosofía y Letras y en Derecho, registrador de la propiedad y cronista oficial de la ciudad de Tafalla. 
Poeta fácil -suyas son las letras de muchas jotas navarras- y fecundo prosista, colaboró en la prensa de Zaragoza y Pamplona, destacando su labor en la revista Pregón.
Editó "Crónica tafallesa. Revista Literaria y de actualidad local".
Trabajó asiduamente en los archivos históricos de Aragón y Navarra y el fruto de sus investigaciones quedó en las revistas "Sefarad" y "Príncipe de Viana". 
Publicó "Sos del Rey Católico: conjunto histórico-artístico (Zaragoza, 1968)" y "Tafalla, Temas de cultura popular nº 115 (Pamplona, 1971)". 
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En esta poesía que reproducimos hoy,  este insigne tafallica nos describe en varias escenas los preparativos familiares y la romería de padre e hijo a la Virgen de Ujué.
El poeta es tafallés y en su poesía cita a Tafalla. Tú lector, puedes poner en vez del de Tafalla el nombre de cualquiera de los otros pueblos romeros a Ujué ya que en todos ellos se respira la misma tradición, el mismo espíritu, la misma devoción. 
Sobran explicaciones. Leed despacio. Paladead en cada palabra, en cada verso, la emocionante descripción del poeta.  

"CON LA CRUZ SOBRE EL HOMBRO"

El nieto saca del arca
la túnica de su abuelo
y con la cruz de su padre                                                        
que ya tiene poco peso
para unos hombres robustos
que piden tronco más recio
se transfigura en la estampa
más querida de mi pueblo.

Hay bullicio en la cocina
preparando los almuerzos
mientras las frías siluetas
de estos nuevos nazarenos
se proyectan en la suave
penumbra que traza el fuego.
¿Dormir?... ¿Para qué si nadie
quiere esta noche ser menos
que los demás y la hora
ha de sonar al momento?.

Otras sombras van pasando
con túnicas de misterio
y más cruces se dibujan
entre calles a lo lejos.
Padre e hijo se santiguan
en el umbral. Por el cielo
camina una nube blanca
como una pluma en el viento.


El hombro recibe suave
la dureza del madero
y la huella que ahora es rosa
será morada al regreso.
¡Qué importa!... también a Cristo
como un lirio le pusieron.

Al doblar de la campana
multiplicada en el eco de las cruces
como procesión de espectros.
En el negro de la noche
los perfiles son más negros
y sólo se oyen los pasos
sobre el rumor de los rezos.

¡Qué extraña luz la del alba
cuando alumbra a estos romeros!
Detrás de muchos capillos
pondrá fantasmas el sueño.
Bajo la luz penitente
se relajará algún cuerpo
pero... ¡Los hombres son hombres!
y la fe es buen cirineo.
No se quebrará un suspiro
ni se perderá un lamento...
¡Todos a Ujué! ¡Hasta la cumbre...!
¡Los de Tafalla primero...!

Canta una perdiz lejana
diciéndole adiós al sueño
y el alba pone en los trigos
escalofríos de hielo.
Sobre la torre almenada
que se desvela a lo lejos
el primer rayo de sol
partido en dos por un cerro
sale a ver la comitiva
-bosque con cruces al viento-
que trepa por las veredas
y negrea en los senderos
y en el simbolo más alto
que enarbola un mozo esbelto
se recrea con temblores
que tienen rozar de besos...
¡Viva la Virgen de Ujué!
han dicho varios a un tiempo,
y ese grito lo han oído
los ausentes y los muertos.

Al filo de media tarde
se despiden los cruceros.
Racimos de manos tensas
gargantas roncas de rezos
ojos que miran con ansia
al camarín de oro viejo...
Una lágrima perdida
entre el dorso de los dedos...
¡Viva la Virgen de Ujué!
grita un niño a ras de suelo
y la procesión se aleja
por sus caminos eternos...
¡Cien... quinientos... más de mil!

La Virgen se va con ellos...
Yo la he visto en la sonrisa
del mozorro más pequeño.

JOSÉ CABEZUDO ASTRAIN.